Se da cuando la persona actúa para beneficiar a otros y no a sí mismo. Estas acciones están motivadas por un deseo genuino de ayudar, sin esperar nada a cambio.
Varios estudios revelan que quienes actúan de manera prosocial suelen ser más feliz, más saludable, y vivir más años. Los que no actúan de manera prosocial suelen sufrir costos psicológicos que vienen con sentimientos de culpabilidad.
Ejemplos: ayudar a un compañero con sus tareas escolares, consolar a alguien que está pasando por un momento difícil, donar tiempo o recursos a organizaciones benéficas, o participar en actividades comunitarias para mejorar el entorno.
Psi. Thairi Salvador